NOVELA EPISTOLAR DE THORTON WILDER {17 de abril de 1897, Madison Wisconsin. EE.UU -Fallecimeinto: 7 de diciembre de 1975, Handem, Connectoicut-EE.UU.
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Marco Junio Bruto (85 a. C., asesino de César y suicidado en la batalla de Filipos contra Augusto y Marco Antonio, el 23 de octubre del 42 a. C.
"¡Oh, Julio César aún eres poderoso. Tu espíritu recorre la tierra y vuelve nuestras armas contra nuestras propias entrañas- "Marco Junio Bruto tras la derrota en Filipos".
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Con los extractos del gran historiador Suetonio, Wilder
confesaría que la reconstrucción histórica no figuraba entre los
propósitos iniciales que le abocaron a la creación de esta
extraordinaria narración sobre Julio César, quizás por
ello, al finalizar su libro, acató sin rechistar la sombra real de los
hechos, iluminada desde los días profundos que se hallaban amasados en "Las vidas de los doce Césares" de Suetonio. El escritor estadounidense, arqueólogo frustrado, fue capaz, como ya hiciera en su anterior novela "El puente de San Luis Rey",
de dar vida, ahora epistolarmente, a unas emociones que, como halago
recobrado, parecían llegar hasta el autor desde la sequedad de esos
horizontes históricos, asperjados por los óleos de nuestros antepasados;
latentes incluso después de la muerte, e idóneos para conformar nuevas
promesas de vida entre las regiones más misteriosas de las autorías
vocacionales de un escritor.
L XI- Del Diario epistolar de César para Lucio ManilioTurrino.
"Añado copia de uno de los anuncios públicos que circulan hoy en
Italia por millares. Apenas si ha transcurrido un día en el curso del
último sin que recibiese nuevos y pormenorizados testimonios de uno u
otro de tales movimientos subversivos... Pocas dudas me caben de morir.
Podría desear que fuera la daga de un patriota la que me derribase, pero
me consta que estoy por igual expuesto a la del loco y a la del
envidioso. Mientras tanto, y por medio de la cárcel, del destierro, de
las admoniciones y de las denuncias , he conseguido simplificar cuanta
conspiración ha llegado a mi conocimiento". 
La literatura epistolar ofrenda a los ojos ansiosos del lector ese añejo resplandor documentalista con que se reviste de cierta lógica la empedernida indiferencia del tiempo. Así las vestiduras ajadas de la historia, como imágenes que vivieran un nuevo montaje frente al espejo de la eficacia narrativa, pueden recobrar la plenitud de lo actual (entre el otro tiempo y el ahora), ante la autonomía literaria de algunos escritores, cuyas reflexiones sobre la condición humana y consumadas alegorías de cuantos hechos pudieran haber acompañado su existencia, vuelven a la tierra como arrancadas a la magnanimidad vivificante de una nueva luz, y alcanzan andaduras esplendorosas que parecían relegadas en un distante cielo a oscuras. 
INSCRIPCIONES APARECIDAS EN LUGARES PUBLICOS DE ROMA
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[Atadas a las estatuas de Junio Bruto el Antiguo se hallaron tarjetas con las ofensivas palabras siguientes}
"¡Oh, Dioses inmortales!, ¿por qué no estarás ahora con nosotros, Bruto!"
{Las que van a leerse se encontraron junto a la tribuna destinada a Bruto El Joven como Pretor de la Ciudad}
"Bruto, ¿estás durmiendo, cobarde? ... ¡¡Tú no eres Bruto!!"
En Thornton Niven Wilder, [Madison, Wisconsin, EE.UU, 17 de Abril de 1897 – Hamden, Connecticut, 7 de iciembre de 1975], por entonces profesor en la Universidad de Yale, prende el injerto de ese exquisito fámulo de la historia, que, como si sintiese haber llegado a esta época desnudo de esos caracteres ya formados en los trasfondos arcaicos del tiempo (que se resiste a desaparecer, como la simiente oculta en el surco), es decir, en esos libros trascendentes donde ya todo parece creado antes de que el investigador llegue a prenderse en el fuego de sus vivencias, descama raíces perdidas, y se alboroza frente a la pueril pureza del hallazgo, no menos arqueológico (pese al abuso apócrifo) de las perdidas piezas que serán utilizadas en servicio de una admirable voluntad fabuladora. "Es así como cada tiempo puede ser de uno". 
CLEOPATRA
"Desde
el nuevo matrimonio de César, la Reina de Egipto se ha hecho
repentinamente popular. En todos los lugares públicos se exhiben odas
dedicada a ella. Se ha anunciado ya su partida, pero constantemente
acuden a su alojamiento delegaciones de ciudadanos instándola a
prolongar su visita"
De Calpurnia a su hermana Lucía {15 de marzo}
"Cada día descubro en mi marido a un hombre diferente. Nos retiramos
temprano, antes del oscurecer, y me pidió que le permitiese mostrarme
ciertos lugares de la ciudad particularmente amados. Yo estaba ansiosa
por hallarme bajo techo, como te podrías imaginar, pero he aprendido a
no suplicarle que sea prudente. Sé que tiene absoluta conciencia del
peligro y que corre esos riesgos con toda lucidez. Caminaba junto a mi
litera seguido por unos pocos guardias. Le llamé la atención sobre un
enorme etíope que también parecía seguirnos. Nuestra pequeña excursión
fue una cabal imprudencia. !Oh que los Dioses inmortales nos protejan!.
Esta mañana no parece estar bien. Se había vestido ya del todo y estaba
completamente listo para ir al Senado cuando cambió de propósito. Volvió
un momento a su despacho, y allí quedó dormido, cosa que según me
dicen los secretarios no le había ocurrido jamás. Ahora se ha despertado
y acaba de salir. Debo apresurarme y prepararlo todo para los huéspedes
de esta noche. ¡Oh! Estoy avergonzada de esta carta tan femenina.
DIARIO ESPISTOLAR DE CÉSAR PARA LUCIO MAMILIO TURRINO EN LA ISLA DE CAPRI
"No cesan de mascullar entre dientes "¡Libertad, libertad!, pero ni una
sola vez han elevado sus ojos y sus voces hacia una Roma más grande.
Por el contrario, me han sometido a una serie de sugestiones que, en
caso de ser llevadas a la práctica, reforzarían sus pequeñas dignidades y
disminuirían al mismo tiempo la grandeza de la patria. Casio quería
verme imponer silencio a los entusiastas que diariamente vociferan en
los lugares públicos contra mi persona y contra nuestros edictos de
grandeza. Bruto aspira a salvaguardar la pureza de nuestra sangre romana
restringiendo el derecho a la ciudadanía romana"
Suetonio- Idus de marzo 42 A.C.
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"Cuando
César se sentó, los conspiradores se apresuraron en torno a él y Tulio
Cimber que se había puesto a la cabeza de ellos, se acercó como para
hacerle una pregunta. Como César, con un ademán, tratase de mantenerle a
distancia, Cimber lo asió de la toga por ambos hombros, y al exclamar
aquél: "¡Pero esto es violencia"! 
Uno de los Casca, que estaba de pie a su lado, le hundió la daga por debajo de la garganta. César cogió el brazo de Casca y le clavó su cálamo, pero cuando trato de incorporarse fue detenido por otra puñalada. Al verse rodeado por todas partes se envolvió la cabeza en la túnica, recogiendo al mismo tiempo los pliegues con la mano izquierda alrededor de sus pies para que la parte inferior de su cuerpo quedase decorosamente cubierta en su caída.
Así lo
apuñalaron veintitrés veces, Él no pronunció palabra, y sólo se le oyó
murmurar ante el primer golpe, aunque ciertos autores han sostenido que,
cuando Marco Bruto se le arrojó encima, exclamó en griego. "¡Y tú también, hijo mío!"
Todos los conspiradores se retiraron dejándolo tendido en el suelo, muerto, a lo pies de la estatua de Pompeyo... Por último tres esclavos comunes lo metieron en una litera y lo transportaron a su casa, con un brazo pendiente a uno de los lados.
Antitnes, el médico, declaró que de
todas las heridas solamente la segunda, lanzada por Gayo o Gayo Casio
Longino en el pecho habría resultado mortal, Longino murió también, suicidándose, como
ya se indicó, en el 42 A.C en la batalla de Filipos contra Augusto y
Marco Antonio..
Por ello "Los Idus de Marzo" es contundente testimonio de dorada diplomacia, fruto de la iluminada imaginación de Thornton Wilder, a través de cuyo conjetural epistolario (reconstrucción literariamente verosímil de unos hechos enigmáticos, evidenciadores de uno de los Desarrollos más sublimes de nuestra Civilización Occidental), se tienden las dubitativas sombras de Marco Bruto, los grados más superiores de las meditaciones de César, el sutil misterio que envolviera la presencia en Roma de Cleopatra, los negros espejos de las conspiraciones que convirtieron al Dictador en instrumento de un destino fatal frente a los prejuicios políticos del Senado, el alma menos plácida de matronas despechadas y vengativas, como Clodia Pulcher, propaladoras de las simplicidades chismosas que conllevara la audaz naturaleza amorosa de César. Y todo un menú ritualista de augures que tantean los supersticiosos orígenes de su Divinidad. Poetas como Cátulo, cuya cabecera agonizante velará el mismo Emperador; fuentes fidedignas sobre el discrepante Cicerón; legos melancólicos y fámulos domésticamente atrajinados, y hasta Vírgenes Vestales agraviadas. Todo ello servido desde una perspectiva auténtica de deslealtades, traición y egoismos, que, indefectiblemente, terminarán con el asesinato de Julio César... 
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