Tassilon-Stavros
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"SUMMA" ITINERANTE
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"Lectura y cine se convirtieron en mis primeros goces mentales y físicos. Una vez cursada con fervor mi infancia y pubertad, llena de ensueños literarios y cinematográficos, descubrí que para formar el triángulo equilátero perfecto de mis aficiones (pese a que siempre odié la geometría) me faltaban los viajes. He calculado con precisión mi "summa" itinerante, puesto que hice también del rito viajero mi iniciación en aquel nuevo misterio que era descubrir tal y como era cualquier parte del mundo hasta el que pudiera llegar. Y aún me asombra porque no me produce fatiga alguna, ni siento el vértigo de mis dilatados desplazamientos. Viajar es como urdir en el tiempo un laberinto milagroso por el que uno se ha movido entre mil anhelos, y cuyo aprendizaje queda en la memoria como el más prodigioso de los documentos.
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-¿El rasgo principal de tu carácter?
Extrovertido.
-¿Un defecto principal de tu
carácter?
El arrebato. Soy pura chispa.
Pero mis chisporroteos se apaciguan rápidamente, porque mis culpas son mayores.
Hay tanta pobreza en el rencor y la ira que, avergonzado, rápido y sumiso me incorporo a la
mansedumbre. Pero, cuidado, la injusticia me puede, y siempre acabará
acariciando el filo de mi navaja.
-¿Por quién te cambiarías?
Como soy tan cinéfilo, a los 25
años me habría cambiado por James Dean. A los 30, dadas mis inquietudes por la
música clásica, en especial el Barroco, por Antonio Vivaldi. Ya refrenadas mis mitomanías, me busqué a mí
mismo, me encontré (¡menos mal!), me aguanté y sanseacabó.
-¿Cuál es tu precio?
En mis sueños clásicos, habría
acudido a preguntárselo al oráculo de Delfos, aquél que no decía ni ocultaba
nada, sino que indicaba. Y me habría mandado a freír espárragos. Los hombres y
mujeres que tienen precio son cadáveres. Y a estos cadáveres “hay que
arrojarlos lejos antes que el estiércol” (esto último lo dijo Plutarco)...
Bueno, oye, pero un paseíto por el Nilo no estaría mal.
-¿Algo que odiar?
La ira, que como el perro, casi
siempre ladra a quien no se conoce. Ya dejé caer más arriba, junto con mis
prontos de merengue, su pobreza. ¿Debemos conocerla? ¡Sí, por supuesto! Pero
también debemos evitarla a toda costa. Claro que... hay tanta maldad rezagada a
nuestras espaldas, y a veces nos sentimos tan solos e impotentes frente a ella,
que sangramos. Es como si te preguntaran: ¿Cómo te has hecho esa herida,
hombre?... Pues, observando el mundo, el de ayer y el de hoy, ¿o es que estás
en Babia, tío?... ¡Pero no, nada de ira!, ¡vade retro!, porque en todo y
todos existe algo que es natural y bello. Y yo prefiero creérmelo.
-¿Por qué serías capaz de
matar?
Es una pregunta para la que
ningún ser humano que se precie de serlo tendría una respuesta posible. La
respuesta se la dejo a la Historia y a sus errores. Yo siempre he apartado mi
pensamiento de ese camino de investigación. Pese a todo, conste que adoro la
Historia.
-¿Qué cualidad prefieres en
los seres humanos?
La firmeza de carácter (nacer y
morir sin ella creo que es la peor desgracia que puede ensombrecer nuestra
existencia), y por supuesto, la inteligencia, la honestidad, la bondad, el
altruismo, nunca entendido como caridad que te humille, la sinceridad sin ánimo
de herir, la amistad verdadera (aunque sea virtual, jeje, -que da lugar a
tantos malentendidos- y no se pueda cultivar todo lo que uno quisiera debido al
“minutero que controla nuestro tiempo”), y, ¡claro!, el AMOR, sea el que sea,
pero con mayúsculas.
-¿Tu edad favorita?
Los 10 años, porque me pasaba
todas las tardes de sábado y domingo en el cine, viendo westerns, pelis
de Hazañas Bélicas, de Romanos, Griegos y Egipcios, de gángsters en blanco y
negro, y todas las comedias locas y maravillosas de Marilyn Monroe, e italianas
de Gina Lollobrígida, Sophia Loren, Vittorio de Sica y Alberto Sordi. Y porque
con 10 años leí también por primera vez a Waltari y su “Sinuhé
el Egipcio”, enamorándome de Egipto
y de Nefer Nefer Nefer, aunque fuera una viborilla, y luego descubrí a
“Esmeralda la Zíngara”, adentrándome en el mundo mágico de Victor Hugo y
su
“Nôtre Dame de París”, y recalé (y ya no paré) en “Los Hermanos
Karamazov” de
Dostoyeswsky, en "Platero y yo" fascinante mundo de Juan Ramón Jiménez,
y, bueno, sólo me faltó después pasearme por “La Iliada y la
Odisea”...y...y... ¡Ah, qué hermosos aquellos 10 años!
-¿Algún libro te parece
insuperable?
Bueno, es una pregunta muy
difícil de contestar. ¡Son tantos y tan repartidos en toda la geografía
mundial! Pero, en fin, pese a mi pseudónimo, como soy Ibérico hasta el
tuétano (aunque como decía una vieja canción "tengo mi corazón dividido" entre Iberia y Grecia, y en mi interior late con una fuerza descomunal el "Hyperión", aquel eremita helénico de Friedrich Hölderlin), y siempre “ansioso por devorar
los grandes estilos y talentos de nuestra Literatura Patria”, es una opinión
muy particular (y por supuesto sin el menor ánimo de generalizar), el monumento
literario por el que yo me decanto (novela en este caso con todos los
ingredientes humanos que se puedan imaginar, y cumbre de nuestro idioma
castellano) es “Fortunata y Jacinta” del gigantesco Don Benito Pérez Galdós.
-¿Qué libro te ha impresionado
más?
¡Cientos! Pero, venga, para no
volver a mi “casticismo patrio” y a mis mitomanías mediterráneas, etc. elegiré
“La balada del Café Triste” y "Reflejos en un ojo dorado" de la norteamericana Carson McCullers, a la que (sin pretender generalizar de nuevo) considero la mejor escritora -o escritor- estadounidense de todos los tiempos. ¡Genial en inglés, extraordinariamente traducida al castellano!
-¿Y para apaciguar neuronas de fervores literarios?
Os aconsejo una obra maravillosa, un auténtico evangelio literario, texto que nos abraza tranquilamente apartándonos del viejo y detestable mundo de tensiones en el que vivimos: "Dios ha nacido en el exilio" del gran autor rumano Vintila Horia. Leerlo produce una felicidad suave. Es un auténtico arrebato de embelesamiento resplandeciente frente a la Historia.
-¿Cuál es la frase perfecta?
Por más que la he buscado,
todavía no la he encontrado. Lo siento, porque hay muchas y muy buenas.
-¿Dónde te gustaría vivir?
Años ha soñaba con vivir en
muchos lugares y ciudades lo más variopintas posibles. Por eso, siempre que
tenía algún dinerillo ahorrado, viajaba sin cesar. Hoy soy feliz donde vivo, a
salto de mata entre dos ciudades y alguna que otra isla. Pero, ¡oye, que me quiten lo
bailao, aunque fuera con mochila a la espalda!
-¿Escritor/a favorito?
En la novela española, mi dios es
Don Benito Pérez Galdós. En la del resto de Europa: Hermann Hesse.
-¿Y poeta?
Pues, como mi amor por la poesía es inmenso y hay tantos donde elegir: españoles Juan Ramón Jimenez. Su "Platero y yo" aún me extasía.
Y, por supuesto, Federico García Lorca.
Otras latitudes: Rabindranath Tagore
Konstantinos Kavafis
Pues, como mi amor por la poesía es inmenso y hay tantos donde elegir: españoles Juan Ramón Jimenez. Su "Platero y yo" aún me extasía.
Y, por supuesto, Federico García Lorca.
Otras latitudes: Rabindranath Tagore
Konstantinos Kavafis
-¿Algo hermoso?
El nacimiento de mis hijos
-Un héroe/heroína?
Prometeo, Alejandro Magno (aunque
se pasó lo suyo, el tío, pero me impacta) e Hipatia de Alejandría.
-¿Cuál es tu asignatura
pendiente?
¡Qué dolor, me iré de este mundo
sin haber podido dirigir una buena película! Me tengo que conformar con todo lo
que he rodado en vídeo, que es mucho, aunque ¡muy malo! Pero a falta de pan,
buenas son tortas... de aceite, aunque no sean de Inés Rosales.
-¿Crees en la eternidad del
alma?
Platón dio por cierta su
dimensión y Aristóteles la consideró forma específica con vida. Y yo,
¡cómo
demonios voy a rebatir la Lógica de los mayores genios de la
filosofía!... Pero,... no lo puedo remediar, soy un agnóstico
convencido, y lo único que conozco es mi corazón con su Logos más o
menos penetrante, como diría un
“sofista pelma”. Así que la eternidad del alma... se la dejo a Platón y
Aristóteles.
-¿Qué epitafio te gustaría
tener?
Mi epitafio será el Mediterráneo.