Autor: Tassilon-Stavros
***********************************************************************************
EL MONSTRUO: ESPÍRITU DE LA CRISIS
***********************************************************************************
El equilibrio y la sensatez de cuantos “logros sociales” restablecieron
la dignidad de la Democracia y hasta cierto punto del Capitalismo se mueve, en
efecto, entre cuantas intrigas avasalladoras y politiqueras se andan maniobrando
entre bastidores bajo la “Inspiración del Espíritu Crisis”. El “emblema
heráldico” sigue, pues, acumulando sus considerables rentas, sus “feudos
dilatados” y se mantiene como espectador risueño de las luchas del pueblo que
le siguen siendo ajenas. La “Mamá Justicia”, ésa que, jeje, velaba por
nosotros, restaura los privilegios de la “Poderosa Familia Blanqueadora”. Y al
pueblo se le llama “autoritario y agresivo” porque dicta condena en la calle. A
la “Reconquista de los Adalides Políticos” les sobra de nuevo energía, y, sobre
todo, ambición. Al gran compromiso socialista cuyas beneficiarias debieron de
ser las instituciones democráticas, se le agitan, “patriarcalmente”, desde las
altas esferas “ramos de olivo de paciencia y crucifixión”
Y el “Monstruo” sigue
dando pruebas de su debilidad por el dinero. El resultado final es “poner en
fuga”, a través del miedo, aquellos “logros” que tantos esfuerzos nos
exigieron. Sólo prevalece una solemne acogida que restaure la “Gran Crisis de
un Capitalismo feroz y discriminatorio” que miente bendiciendo la “Esperanza
del Pueblo”, y que no admite injerencia en los asuntos internos de sus
“Negros”, dando “carpetazo y portazo” al fomento de nuestras libertades y
desgranando la consabida letanía de que, si nos ponemos tontos con nuestras pretensiones,
el resultado final será dejarnos morir a todos de inanición democrática y
bienaventuranza social mientras las facciones de los “Magnates y sus
Ordenaciones de Justicia Antisocial” reconquistan todas sus posiciones
políticas, echan por la borda las necesarias “reconciliaciones”, y con su
habitual despreocupación desligan su suerte de las del pueblo, que se queda sin
valedores.
Y siguen fomentando, en consecuencia, el confusionismo entre los ánimos exasperados, dejando como único alimento “una cesta de higos envenenados” a una nueva generación cuyo probable crimen fue quizás errar de nuevo en su “Cálculo Político”... No sé si me explico ni si habré cometido algún error táctico al desligar mi suerte como hijo del pueblo de la de algunos disgustados Catilinas que, pese a merecer proceso, (la culpabilidad está probada), han aprendido muy bien a disfrazar cualquier sospecha, y nos convierten a nosotros, pobres “muertos de hambre democrática e igualdad social”, en verdaderos responsables de todo “lo que ocurre”. ¡Ay, qué perpetuo chantaje!...