Autor: Tassilon-Stavros
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A ELLOS... VÍCTIMAS INOCENTES
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A S.O.S. PERRERA-BADAJOZ
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Mis palabras, tiempo atrás,
fueron mensajeras de paisajes distantes.
Y hablaron de días fragantes, y
de dulces presencias presentidas.
Portadoras de sueños que
ignoraban una liturgia de inmolaciones.
Y yo creía beber en la clara
fuente de la razón, sujeto a mil deseos vanos.
*
Dejé franca la senda a mi
egoísmo, sin ver la raíz de la miseria en mi corazón.
Y olvidé la melodía quejumbrosa
de este mundo, casi siempre roto en pedazos.
Fueron días huidizos en los que
mi voluntad erraba en presencia de otras realidades.
Pero siempre supe que mi tiempo
vagaba a la espera de una dádiva aún no concedida.
*
¿De qué habría servido tanta
lucha de horas perdidas, si me iba con las manos vacías?
Pero qué sorpresa la mía cuando
llegaste perdido, con tu dulce ternura vagabunda.
Y me miraste, aguardando una
limosna, rendido en tu viaje de amor, amigo mío.
Si no te hubieses parado a mi
puerta, jamás habría conocido la imagen de la perfección.
*
Fue como una revelación
magnífica de mi pequeñez cotidiana, que nunca quise ver.
También yo era un mendigo, y
lloré por no haber tenido corazón para dártelo todo.
De mi alforja de absurdas
vanidades, tú tan sólo me pediste un granito de trigo.
Y yo te lo di...
*
... Y nos
quedamos juntos aguardando limosnas, y lágrimas derramadas por el polvo.
¡Frío mundo
indolente, que a la más pequeña de sus vidas tan sólo concedes muerte!
Orfandad de tristeza imprecisa.
Amor de obediencia. Hijo castigado del silencio.
Beso mudo. ¡Vayamos en su busca antes de que la
ropa negra cercene su gemido!