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jueves, 7 de agosto de 2025

EL DESPERTAR DEL VAMPIRO NOSFERATU MONTOREÑO HISPANO Y SUS 27 MORDISQUEADORES

 


 

 

 

 Autor: Tassilon-Stavros


 

 


 


                         EL DESPERTAR DEL  VAMPIRO

                    NOSFERATU MONTOREÑO HISPANO 

                         Y SUS 27 MORDISQUEADORES

                                  

 



El caso Cristóbal Montoro es un caso de corrupción política en España que involucra al exministro de Hacienda Cristóbasl Montoro y a 27 personas más por presuntas irregularidades cometidas al frente de ese Ministerio durante los gobiernos de Mariano Rajoy del PP (2011-2018). Fue el hombre fuerte de Hacienda tanto con José María Aznar como con Mariano Rajoy y ahora un juzgado le investiga bajo la acusación de favorecer desde su ministerio a Empresas Gasísticas y al despacho que él mismo fundó en uno de sus saltos a la empresa privada. La lista de investigados abarca a socios de Equipo Económico pero también a la cúpula de Hacienda y de la Agencia Tributaria entre 2011 y 2018 con el Partido Popular en el Gobierno, así como personas que saltaron de un lado a otro de la barrera. El círculo de máxima confianza de Montoro que durante siete años manejó los hilos de la política fiscal del país y que ahora afronta una causa judicial por usar el Ministerio para sus propios intereses. Los mordisqueadores: Pilar Platero Inspectora de Hacienda e Interventora.  Felipe Martínez, sustituyó a Platero en la última legislatura de Rajoy. Diego Martin-Abril Calvo subdirector general de Técnica Tributaria. José Alberto García Valera también Inspector de Hacienda. Óscar del Amo Inspector de Hacienda y Subdirector General de Tributos Locales. Rogelio Menéndez asesor de Montoro en el Ministerio. José María Buenaventura Director de gabinete en el Ministerio. Santiago Menéndez Inspector de Hacienda. Ricardo Martínez Rico uno de los fundadores del despacho junto a Cristóbal Montoro. Manuel de Vicente Tutor Inspector de Hacienda en excedencia desde 2002. Salvador Ruiz Gallu socio director del área fiscal del despacho, Francisco de Asís Piedras Camacho estrecho colaborador de Montoro en su etapa como Ministro de Aznar,  y 15 imputados más.

 


 


                              NOSFERATU MONTOREÑO

 
 
A los casos vampíricos de esta tenebrosa especie de Nosferatus Montoreños, por suerte, a fuerza de tiempo y aplicación, y aunque adquieran modos y costumbres capitalistas, y alguien que también haya tenido amores con la Política Vampireña se limite tan sólo a confirmar sobre ellos que, como el mundo es un pañuelo, y tan minúsculo pañuelo es Madrid, que por eso cualquier Vampiro Montoreño, tras entrar a lo mejor (o a lo peor) en Fiscalía de Tasas, sin pasar por interino ni eventual, y no parar hasta poner sus radares vampíricos en el Ministerio de Hacienda, lo mismo da que haya despertado al trinque
desde un pueblo perdido de Jaén con el estrambótico nombre de Cambil, o que no sea entonces ni oriundo de una geográficamente insondable y gótica  villa de la Valaquia, en  Rumanía. El caso es que cada cual es de donde puede, sea o no Vampiro  Montoreño, y en eso no hay ningún reparo. Pero dada la responsabilidad del cargo obtenido, a este Nosferatu Montoreño que ahora nos ocupa, lo dejamos como nacido en ese perdido Cambil, de Jaén con nacionalidad hispana "¿Y para eso tanta cosa?" "No, si el vampiro montoreño no se queja por ser hispano. ¡Qué va!" Porque cuando necesitó poner en práctica su responsabilidad chupóptera, su obligación era también la de obsequiar a Madrid con su despertar, que para eso es la capital de España, y no dudó en soltar por la parte trasera más privada de su vampírico cuerpo sus peores gases, ésos que son más fáciles de oler. Luego, como a traición politiquera, tan pronto como pudo, crearía con otros vampiros de su alterne, hispanos también, una Asociación de Fabricantes de Gas Industrial, asegurando que eran hasta Medicinales. ¡Hay que tener bemoles! Y es que, en efecto, el Nosferatu Montoreño Hispano "...de tanto chupar no podía por menos que fabricar muchos gases pestíferos"  
 
 
Y aunque la mentira es un vicio muy feo, innoble, y es pecado también como aseguraría cualquier párroco de pueblo ya fuera, (por poner un ejemplo), de Alcaudete o Aldeaquemada que también pertenecen a la provincia de Jaén, hay que aceptar que soltar más de un gas con disimulo no tiene nada que ver con la mentira, sino que tan sólo es éso: un disimulo, y para un Vampiro Montoreño Hispano un disimulo gaseoso es como si echara por el "orto" una blanca gaviota, con sus albas plumas
y su pico de agudo instinto y picoteador de lo ajeno. "Pues no le veo el parecido con el cuervo vampírico que que nos legó el tenebroso Poe, ¿qué quiere?"... "Lo mismo da, si a fin de cuentas de lo que estamos hablando es de vampiros montoreños hispanos por mucho que Poe los emparentara con esos otros negros bicharracos made in USA" La cuestión es que al Vampiro Montoreño Hispano no le gusta que le llamen Don Cristoforo Montoreño III Empapelador, que emparenta mucho más con la estirpe "dracúlea" rumana que con la  jienense, y por eso se lo calla mientras no se lo pregunten por derecho en su flamante y recién adquirida filiación madrileña o en el documento nacional de identidad. Y no es que esté mal visto ser de la Valaquia rumana o del Arrollo del Ojanco, Jaén
(¿qué malo tiene que se disimule el pueblo natal, si luego toman a cualquiera de estos vampiros por madrileño?); lo que pasa es que, quizás una vez probados los cómodos sistemas vivenciales de la capital, se puede descubrir que el campo de donde provienen no es más que un páramo tan seco y árido como el de las hermanas Brontë, y para su consumo de gas mefítico o mefistofélico no haya nada mejor que soltarlo en Madrid.
 
 
 
 


De todas formas, menos mal que la siembra demográfica de la que empezaron chupando su plasma estos Vampiros Montoreños Hispanos no les dura eternamente como al Nosferatu Rumano, y en las grandes capitales tienen que agenciársela como parásitos a los que, ¡ya ven ustedes!, hasta se les puede coger algo de cariño, porque al inicio de sus encubiertas actuaciones chupópteras no se muestran muy montaraces y dentudos de natural. Y por eso a un Montoreño Vampírico Hispano, (que no es un muerto con filiación de diabólico monje medieval como aseguraban las leyendas 
de vampiros que circulaban en Europa oriental), también se les suele reputar como claro ejemplo de muy acreditada paciencia en cuantos tejemanejes y chupeteos de tipo politiquero ande secretamente enredado. 
 
 
 
 
Y valiéndose  de sus finos y gaseosos (que por eso van que vuelan), ringorrangos "dracúleos", que por si no lo dijimos antes también significa "diabólicos", se entremeten disimuladamente con los coleantes más vivales que forman esa fauna errante y casi masónica de la Diplomacia Gubernamental, y por eso logran revolotear tan campantes y "por sus respetos" (como se diría en buen castellano de Don Benito Pérez Galdós),  por Ministerios de Hacienda y otras Martingalas Políticas del mismo estilo, como fuerzas tácticas y creíbles de la mismísima Naturaleza Gubernamental. Y aunque no dejan de incordiar sirviéndose de sus adquiridas dotes de mando (se dice que a ruegos de la parte Presidencial Interesada en el Partido Político por el que colean escondiendo el rabo), más tarde que pronto resulta que no sirven para otra cosa que no sea disimular entre gritos sus puñeteros y pestilentes gases. 
 

 
 
 
 
 
No obstante, hay que andar con mucho ojo con estos
vampiros politizados como el Nosferatu Montoreño Hispano, porque aunque se diga lo contrario, cuando se les acaba esa paciencia de cazadores murciélagos nocturnos a la luz de la luna o de algún fluorescente oficinil, son muy acometedores y peligrosos,  y hasta se suelen disfrazar de recaudadores al viejo estilo egipcio de los tiempos de Ramsés II para mejor sentirse desligados de ataduras y otras suertes de apremios vivencialmente indispensables y tecnológicos en el siglo XXI, y sacuden su  guadañazo o ponen a cualquiera de sus subalternos de clase media cabeza abajo antes de que se les adivine su pasado gaseoso, que nunca suele estar muy claro pero que ya empieza a apestar, en especial cuando, finalmente, como ya se ha dicho, fundan Ministerios de Equipo Económico como Potentados del frívolo "bataclán" Estadista siempre a la caza del euro-monto-oro que pueda sobrar, ¡ni de coña!, en los Presupuestos Generales del Estado. 



Pero vampiros hay que, si bien disimulan que andan sumidos en la más renegrida de las oscuridades y que no salen durante sus muchas lunas a la luz por el medio vulgarmente llamado de "tradición oral, periodístico o televisivo", también se les da un bledo que se propalen a los cuatro gases (o vientos) sus misterios "dracúleos" mientras puedan seguir vivaqueando a la sombra de Presidentes y Senadores. Es una perseverancia vampírica muy hispana que viene desde el primer chupeteo de sus prepotentes sangrías refrigeradas por entre los Ministerios, Congresos de Diputados y hasta en esa  Asociaciación de  la citada Empresa Vampírica Montoreña de Fabricantes de Gases Industriales y Medicinales, como si en lugar de los tres seises (666) diabólicos en su coronilla lucieran tan sólo el anagrama AFGIM. Y es que estas criaturas vampíricas del suelo patrio, mientras se arrimen a los Equipos Económicos Estatales, no se van a quedar nunca  en medio de la calle ni en ayunas como gran parte de la humana clase media o de la jubilada. Sus gustos culinarios siempre han sido y siguen siendo los de "aquí hay mucho tomate rojo al que hincarle dentelladas", que es un dicho muy conocido y variado, y siempre se sabe por dónde acabará saliendo del horno vampírico: ¡cual suculentas pizzas al pomodoro o al monto-oro! ¡No falla!. Una pizza que no sólo le hace la boca agua al Nosferatu Montoreño Hispano, (o como es de suponer, al vampiro italiano desconocido), sino que también le pone los dientes "dracúleos" con una  devoradora y tremenda intensidad gasística. Y claro, así se puede ser vampiro más al estilo de Nosferatu Montoreño que al de Drácula Aznareño (del que, por cierto, todavía se dice que fue con buenas intenciones cuando se fotografió con los otros tres vivales politiqueros en las delicuescentes y mediopensionistas islas Azores; y luego, para sacarle partido a la foto, pasó lo que pasó). 

 


 

Los Vampiros Montoreños Hispanos son también los últimos representantes de la fe pagana, porque en punto a religión se proclaman agnósticos de capirote lila para no ser reconocidos, y que por un "quítame allá esas cruces que me desactualizan en el ente Gubernativo de los Bufetes y Congresos de Diputados", antes prefieren la comunión maligna del Mefistófeles que les posee y que nunca les regatea el anhelado sueño del Paraíso Fiscal, que a cualquier bendecido hermano de una cofradía de Viernes Santo Sevillano, como poetizó Machado, capaz de soltarles un redentora saeta procesional. El Nosferatu Montoreño Hispano que rehuye también cualquier tipo de exorcismo, se vale así de un ladino lenguaje que sirve para calibrar al Estado que representa, y, aunque no se les vea del todo, son parte de esa otra ecología o zoología que estudia la distribución de los animales, con sus vampiros y murciélagos incluidos. Y su relación con el medio experimental por el que transitan es así una ecología muy rapera, callejera, chaquetera, oteadora y cadavérica que únicamente se explica con aquello de que, en efecto, "El hábito hace al monje", "¡Vaya si lo hace!" A estos vampiros bardajiflautas como el Nosferatu Montoreño Hispano antes se le llenaba el pico desde su Equipo Económico (escondiendo los dientes y sus dentelladas al rojo pomodoro o monto-oro) de suntuosas promesas sociales (mientras se afanaba su AFGIM, beneficiándose de la reducción del 85% sobre la base liquidable del Impuesto Eléctrico para el palacete nocturno donde solía dormitar tras la puesta del sol, y por eso la Hacienda Pública tuvo una pérdida recaudatoria de 59 millones de euros en 2015), cuando aseguraba que no veía en realidad más que opresión, corrupción e inmoralidad por todas partes, a diferencia de lo que ocurre en las sociedades menos vampíricas en las que impera, (suponiendo que eso no sean más que manías de la gente de bien), el espíritu de sacrificio, el sentimiento de la solidaridad, de fraternidad y hasta de la ley del honor. "Se montan teorías por ahí, pero qué le vamos a hacer. Tanta difamación... Tanta difamación en esta vida de humanos sólo se combate desde la transparencia", aseguraba antes de forrarse el Nosferatu Montoreño Hispano Mayor.

 


Hay pues opiniones para todos los gustos. Por eso, si a uno de estos Montoreños Vampirizados se les acaba cayendo la pelambrera "dracúlea" y se quedan con una merecida calva monda y lironda, y la cara se les pone de tersura blancuzca porque no pueden ya contar con el sepulturero que les arrulle mientras se sumen en el sueño eterno de sus saludables paraísos vampíricos, y el Cohecho, el Tráfico de Influencias, la Prevaricación, el Fraude a la Administración Estatal los llega a convertir en entes humanos más que en pimientos del piquillo con ajo oculto, acaban así más chamuscados que un Christopher Lee en su papel de Drácula o como la Rosa Escarlata del PSOE que ya arrastra también su estercolero de fétida corrupción con sus Aldamas, Abalos, Koldos y Cerdanes.  


No obstante, aún nos queda la esperanza de que el Nosferatu Montoreño Hispano Mayor acabe por evaporarse con sus gases, aunque todavía nos quedemos con la duda de que cualquier otro Vampiro Montoreño, ya sea hispano o de cualquier otra latitud, vuelva a despertar cuando menos lo esperemos y reaparezca con ansia de invadirnos.







 

 

 

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