miércoles, 14 de julio de 2021

WYCLIFF y HUSS: "Los predestinados a la hoguera por el "brexit" tributario -Final-

 


 

 

 

 

 

Autor: Tassilon-Stavros

 

 

 

 

 

 

 

 

 

WYCLIFF Y HUSS: 

 

"Los predestinados a la hoguera

 

por el "brexit" tributario" 

 

-FINAL-

 

.......................................................................................................................................................................

 



Muchos fueron los admiradores de John Wycliff, pero especialmente su anticonformismo con las exigencias de la Iglesia caló muy hondo entre algunos jóvenes de Bohemia que se encontraban en Oxford con becas de estudio. Bohemia era, junto a Polonia, el primer país en el cual la fluctuante marea eslava se había solidificado hasta formar algo semejante a una nación en aquella Europa convulsa. El resto del continente, en realidad, era todavía un magma líquido que desde las interminables estepas del Este irrumpía de vez en cuando hacia aquel lado del río Elba, desaparecía, reaparecía, pero no alcanzaba a darse una ordenación más estable y consistente que el de la horda. Por allí pasaron los hunos, los godos, los vándalos y los alanos. Bohemia, en cambio, nacida en el corazón de Europa e inscrita en su aún joven Historia, se había convertido en reino bajo una prudente dinastía de nombre imposible de pronunciar: los Przemyslid.


En el siglo XIV esta dinastía se había extinguido y Jean I de Luxemburgo, llamado el Ciego (en francés: Jean L´Auveugle) (1296-1346), rey de Bohemia (1310-26 de agosto de 1346) y conde de Luxemburgo (1313-1346), fue llamado a fundar otra. Jean se pasaba en Praga el tiempo ocioso, pero eras alérgico a la "burocracia"; su afición era el caballo, de cuya grupa descendía raras veces. Pero como agente publicitario sus súbditos no podían haber encontrado uno más capaz y productivo. "No se puede hacer nada sin la ayuda de Dios y del rey de Bohemia", era el eslogan que había corrido por toda Europa. Jean se lo había ganado a la normanda, es decir, metiéndose en cuantas guerras había, por lejanas y ajenas a los intereses de su país que fueran, sólo por el gusto de combatir y vencer. Incluso cuando una enfermedad, probablemente la peste, lo dejó ciego, continuó enrolándose en todas las cruzadas en defensa del débil contra el fuerte.


Fue así como corrió en defensa de Francia al conocer la noticia de que había desembarcado el ejército inglés. En la batalla de Crécy [el 26 de agosto de 1346 en el noreste de Francia, que enfrentó al ejército francés  mandado por el rey Philippe VI de Valois con inglés dirigido por el rey Edward III], únicamente los quinientos caballeros bohemios, entre los que se hallaba el joven Charles de Bohemia, hijo de Jean, cerraron filas frente al enemigo. Cuando supo que todo que todo se había perdido, Jean ordenó a dos de sus caballeros que ataran sus caballos al suyo y se lanzaran contra los ingleses "para que no se diga que el rey de Bohemia ha abandonado el campo del honor". Su cuerpo, acribillado de heridas, fue llevado como trofeo de la victoria al rey Edward, que lo reexpidió a su hijo Charles con este mensaje: "Hoy ha caído la flor de la caballería"



Charles I de Bohemia y IV de Alemania [Praga, 14 de marzo de 1316– ibídem, 29 de noviembre de 1378], también conocido como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, fue un soberano mucho menos pintoresco, manejable y aventurado que su padre, pero mucho más sabio e inteligente como administrador. Gracias a él Praga se convirtió en una de las más espléndidas capitales europeas, como lo es aún hoy, y en uno de los más progresistas centros de cultura humanística. Legó a su hijo Wenceslao [Wenzel -en alemán- Václav -en checo - 26 de febrero de 1361-16 de agosto de 1419] un país rico, ordenado, adelantado en la industrialización, y provisto de una Universidad tan excelente que dio el nombre de bohemia a una forma de vida de los jóvenes alegres y atrevidos, apelativo que aún perdura. Los estudiantes de Praga la exportaron a Italia, a Francia, a Alemania y a Inglaterra.



 

 

  

Fue precisamente en Inglaterra donde algunos estudiantes conocieron a Wycliff, tradujeron sus obras [pese a su famosa prosa latina casi inextricable y desordenada], y trasplantaron a su patria la semilla de su anticonformismo, que floreció a la sombra de una iglesia, la capilla de Belén, que en 1402 llamó al púlpito a un joven y apasionado predicador: Jan Huss. 

 


Jan Hus podpis.JPG



Huss tomaba su nombre del poblado donde había nacido, Husinetz, y a pesar de su origen humilde, la pobreza no le había impedido estudiar. Quería ser sacerdote por auténtica vocación y no, como tantos otros, para ganarse la vida. Su vocación lo asistió en la lucha contra el frío y el ayuno, y así pasó de un salto del banco de escolar a la cátedra de profesor. Huss fue ordenado sacerdote en 1400 y al año siguiente obtuvo el cargo de decano de la Facultad de Arte y Filosofía. Fue nombrado predicador por el rey de Bohemia Václav  primero en la iglesia de San Miguel y luego en la capilla de Belén de Praga en 1402, donde se predicaba exclusivamente en idioma checo, y al formular los votos, la reina Sofia lo escogió como confesor [Sofía de Baviera -en checo, Žofie Bavorská; en alemán, Sophie von Bayern; 1376 – 26 de septiembre de 1425. Fue reina consorte de Bohemia y la esposa de Wenceslao, rey de Bohemia y Rey de los Romanos. Y ejerció brevemente como regente de Bohemia tras la muerte de su esposo Václav] Más tarde, cuando cayó en olor de herejía, sus acusadores dijeron que, incluso antes de celebrar la misa, había manifestado algunas dudas sobre el dogma de la transubstanciación eucarística, el tema del cual había hecho Wycliff su caballo de batalla. Conocía por cierto las obras de Wycliff y en el proceso reconoció haber exclamado, leyéndolas: "He aquí un hombre predestinado a la Gracia, e incluso si fuese condenado, querría que mi alma se uniese a la suya"



Sea cierto o no, la verdad era que sus pláticas en el púlpito de la capilla obtuvieron un éxito estrepitoso debido también al hecho de que en vez de pronunciarlas en latín, como era costumbre entonces, las decía en bohemio, la lengua de todos, que todos comprendían. En cuanto al contenido de las mismas, podemos extraerlo fácilmente de los cuarenta y cinco fragmentos que, en determinado momento, el "capítulo" de la catedral, o sea los sacerdotes que lo supervisaban, aislaron de sus escritos -que fueron destruidos en su casi totalidad- para someterlos al cuerpo académico de la Universidad a fin de que se juzgase su ortodoxia. La discusión fue grande entre los profesores, pero finalmente la mayoría condenó las tesis de Huss y prohibió la circulación en público y en privado.



Evidentemente, Huss ignoró la prohibición, porque poco después fue denunciado al arzobispo como propagandista del pensamiento de Wycliff. El arzobispo excomulgó al réprobo y a sus secuaces,, ordenó la confiscación de todas sus obras -cerca de doscientos manuscritos-, que fueron quemadas públicamente; y como el rebelde siguiera como si nada ocurriera diciendo misa en una iglesia rebosante de fieles, lanzó un interdicto sobre la ciudad. o sea que prohibió las funciones religiosas, medida gravísima, especialmente en aquellos tiempos, pues implicaba una especie de destierro de la comunidad cristiana. Huss apeló al Papa Alejandro V de Pisa [el rey Václav rindió obediencia a este antipapa,  separándose con más fuerza de los llamados alemanes, que mantuvieron su obediencia al papa romano Gregotrio XII de Roma, que había expulsado del solio pontificio de Avignon a Benedicto XIII-Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor (1328-1423), conocido como el Papa Luna], que lo convocó a  Roma.

Pero Huss se negó a ir, y cuando poco después el mismo Papa dispuso una venta más de indulgencias para mejorar la situación de sus arcas vacías, Huss y su más fiel lugarteniente, Hieronim -Jerónimo- de Praga,-1378-1416-, subieron al púlpito para incitar a los fieles a la negativa. El purgatorio, según ellos, no existía, y aunque existiera, no es seguro que pudiera evitarse con dinero. El dinero servía solamente a la Iglesia para sus lujos y vicios. 




Hasta este momento, Huss no había ido tan lejos. La cuestión se agravó cuando desarrolló su posición respecto al papado. Huss planteaba que la verdadera Iglesia era invisible y que todos los que pertenecen a la Iglesia son sus miembros. La iglesia romana tiene un rol eminente, pero no es la verdadera Iglesia de Cristo, ya que enseñaba que solo Cristo era la cabeza de la Iglesia. Predicaba que Jesucristo era la verdadera Piedra y no Pedro, y decía que el Papa, con su corrupción y sus muchos pecados y errores que enseñaba a las personas, era la encarnación del anticristo. Las críticas de Huss se dirigieron principalmente al sucesor de Alejandro V, el antipapa Juan XXIII [Procida, 1370-Florencia, 22 de diciembre de 1419- Fue un antipapa de la Iglesia Católica durante parte del así llamado Cisma de Occidente entre 1410 y 1415. 



Juan XXIII para financiar una guerra contra Ladislao I de Anjou-Durazzo llamado el Liberal [-Nápoles, 11 de julio de 1376- Nápoles, 6 de agosto de 1414-11 de julio de 1376. Rey de Nápoles -1386-1390 y 1399-1414- Antirrey de Hungría -1403-1414- Hijo de Carlos III de Nápoles y también de Hungría y de Margarita de Durazzo] promulgó la predicación de las indulgencias en Bohemia. Acabó sus días como arzobispo y cardenal de la Santa Iglesia Romana obedeciendo al nuevo Papa Martín V -1368-1401-].


La manifestación pública de Huss causó el recelo de los predicadores enviados por el antipapa, que se debía más que todo a que a ellos solo les interesaba el dinero y poco el explicar bien el significado de las indulgencias a los fieles.​ Por las calles de Praga se llevaron en procesión dos imágenes, una del Papa vestido con hábitos pontificales riquísimos y otra de Jesucristo con vestidos pobres y cargando una cruz.


Asustado de tanta audacia  y más aún del hecho de que la rebelión de Huss encontraba en la población el más amplio asentimiento, el rey Václav le prohibió predicar y mandó arrestar a tres de sus seguidores. En el proceso de éstos, Huss declaró en su favor diciendo que él era el único responsable de la conducta de aquellos. Pero no se hizo caso de sus palabras y los tres acusados fueron decapitados. La condena fue autorizada por Václav, ya que los seguidores de Huss se habían manifestado con beligerancia contra los predicadores de Juan XXIII.



Los indignados bohemios los veneraron como mártires, mientras que Huss fue nuevamente excomulgado por el cardenal Stefaneschi. Excomulgado también por el Papa, y siguiendo el consejo de su soberano Václav, Huss se retiró al campo y durante dos años no se ocupó más que de la redacción de sus libros, unos en latín y otros en bohemio. 

 

 



Huss también creía en la predestinación y remachó los conceptos de Marsilio de Padua [1275-1342-, que afirmó que el poder legislativo pertenecía al pueblo, considerado como Universitas Civium, y por tanto a él concierne lo que nosotros llamamos soberanía popular], y de Guillermo de Occam [-1280-1349-, a quien Marsilio conoció en París, llamado  Venerabilis Inceptor y Doctor Invincibilis. Precursor de la ciencia moderna, el empirismo inglés y la filosofía analítica ya que hacía hincapié sobre el discurso racional, en detrimento de las especulaciones metafísicas] que negaban a la Iglesia el derecho a poseer bienes terrenos, y se anticipó a Jean Cauvin -Calvino- afirmando que la Iglesia no es ni el Papa ni el clero y tampoco la comunidad de todos los fieles, sino únicamente la proporción mínima de privilegiados por la Gracia. 

 



En su furor polémico toma en serio, y la afirma, la leyenda de la Papisa -Johanna- Juana [su pontificado se situó entre el año 855 al 857. Y al hacerse pasar por monje cambió su nombre por Johannes. Según la lista de los Papas su acceso al solio pontificio corresponde a Benedicto III. Así las versiones de la existencia de dicha Papisa afirman que Benedicto III fue en realidad una mujer disfrazada], cuyo sexo, según se decía, había sido descubierto al dar a luz  un niño. Esto, para demostrar que el Papa puede equivocarse. Y cuando se equivoca, "desobedecerle es obedecer al Señor". Los cristianos no deben tomarlo por guía. La Biblia ha de ser su única brújula y basta.


Como puede apreciarse, sus teorías son casi las mismas de Wycliff. Huss añade solamente, por razones políticas incidentales, una nota más marcadamente nacionalista, y hasta racista. En los últimos años, Bohemia había sufrido la infiltración masiva de elementos alemanes. Ya entonces comenzaban los conflictos entre ambos pueblos. El eslavo Huss era violentamente antigermano, y esta coloración patriótica contribuía a la popularidad de sus teorías. Su aspiración de una Iglesia nacional no apuntaba sólo contra la curia romana, sino también contra el alto clero, alemán en gran parte. Esta tesis nacionalista es un elemento que encontraremos en todos los países solidarios a la Reforma que emprendería Martin Luther -Lutero-.


Y he aquí el año fatal. En 1414 se reunió en Constanza el XVI Concilio ecuménico de la Iglesia Católica que fue convocado por el Antipapa Juan XXIII en diciembre de 1413, [que se inició el 5 de noviembre de 1414 y finalizó el 22 de abril de 1418] para poner fin al escandaloso cisma de los tres Papas que se disputaban la tiara: Juan XXIII, Gregorio XII y Benedicto XIII. La ocasión era propicia para sanear la ruptura producida en la Iglesia bohemia por causa de Huss. En Praga, el soberano Václav no tenía hijos que pudieran continuar la dinastía luxemburguesa, y a su muerte el reino entraría a formar parte de la corona del Sacro Romano Emperador Segismundo [Zikmund Lucemburský -en checo-Nacido el 14 de febrero de 1368, Núremberg-Sacro Imperio Romano Germánico-fallecido 9 de diciembre de 1437 en Znojmo, Sacro Imperio Romano Germánico a los 69 años] Zikmund, no queriendo malquistarse con la Iglesia, que debería consagrar la operación de su subida al trono, pensó aprovechar el concilio de Constanza para tratar de devolver a Bohemia la paz religiosa.

 



Zikmund propuso a Huss que fuera a Constanza para intentar una reconciliación, prometiéndole un debate público y libre sobre sus tesis y garantizándole un salvoconducto de retorno. A pesar de las premoniciones de sus seguidores, Huss se puso en camino escoltado por algunos de los suyos y por tres nobles. Fue acogido cortésmente y tratado como un huésped de consideración, y después de algunos días invitado a exponer su pensamiento en la conferencia episcopal. Pero aquí el humor de los padres conciliares cambió de pronto. Acusado de herejía y declarado culpable, fue arrestado en el acto.

El tratamiento que sufrió en prisión fue tal, que dos veces los médicos tuvieron que salvarlo de la muerte. El hombre que después de siete meses reapareció delante del concilio no estaba ya en condiciones de defender su pensamiento. No obstante, todavía tuvo la fuerza de no negarlo del todo, declarándose dispuesto a retractarse de aquello que se oponía a las Sagradas Escrituras Católicas. El concilio no se conformó y le exigió una retractación completa. A pesar de estar agotado, el rebelde se negó.



Volvieron a encarcelarlo esperando acabar con su obstinación por medio del hambre y las amenazas, pero todo fue en vano. En una celda próxima a la suya languidecía el fiel Hieronim -Jerónimo- de Praga, arrestado también por haber predicado contra los métodos del concilio en relación con su maestro.



El 5 de julio de 1415 se pronunció la sentencia. Se declaraba herético a Huss, igual que Wycliff, sus obras deberían quemarse y su cuerpo ser entregado al brazo secular. El despojo humano en que la Iglesia había convertido a Huss subió al patíbulo con paso firme y desapareció entre las llamas entonando himnos.




Al año siguiente, le tocó el turno a Hieronim. Sometido a interrogatorios y bajo el terror renegó de Huss, pero vuelto a conducir ante los jueces se retractó de la retractación con tal apasionada elocuencia que por un momento el tribunal inquisitorial quedó arrollado. Le ofrecieron la salvación si se inclinaba y pedía perdón. Hieronim se negó y murió en el mismo patíbulo que había devorado a su maestro, cantando también como él.



El emperador Zikmund había protestado por la violación del salvoconducto que había dado a Huss, pero el concilio le contestó secamente que la Iglesia, cuando debía perseguir a sus enemigos, no tenía que rendir cuentas a los poderes temporales ni condicionarse a ellos. Y Zikmund había inclinado la cabeza porque, a pesar de su título imperial, no tenía, como el rey de Inglaterra, un Estado al cual apelar. Esto explica la suerte diversa que tocó a Wycliff y a Huss.



La cosa no terminó allí. A la noticia de la ejecución en la hoguera en la ciudad de Constanza, Bohemia ardió, y los seguidores de Huss asumieron el poder. aunque lo hicieron en nombre de Vàclav. Cuando éste murió de un ataque al corazón el 16 de agosto de 1419, ofrecieron la corona a Zikmund, a condición de reconocer los llamados "cuatro artículos de Praga": una especie de Constitución religiosa que suscribía las principales tesis de Huss. Zikmund rechazó la oferta e invadió Bohemia con su ejército. El nuevo Papa, Martín V [llamado Oddone Colonna, -Genazzano 1368 – Roma, 20 de febrero de 1431- fue elegido Pontífice  el 11 de noviembre de 1417 durante el Concilio de Constanza en un cónclave que depuso a los antipapas Juan XXIII y Benedicto XIII, aceptando también la renuncia de Gregorio XII]  reafirmó la invasión de Bohemia por parte de Zikmund excomulgando al país. A partir de aquel momento, la causa de Huss se identificaba con la independencia nacional, peligroso fenómeno que se repetiría a partir de entonces en todos los países que aceptaron la futura Reforma de Martin Luther -Lutero-.


 

Dos veces los patriotas rebeldes pusieron en fuga a las fuerzas imperiales y durante dieciocho años fueron dueños de Bohemia. Después se dividieron en sectas y comenzaron a luchar entre ellos rivalizando en radicalismo puritano. El régimen que lo encarnó fue una especie de comunismo que, aunque se llamase "evangélico", estaba ya viciado de los peores atributos totalitarios. Pretendieron realizar un utópico "reino de Dios" basándose en la absoluta igualdad de los ciudadanos y en una Iglesia Nacional cuyo ritual copiaba al pie de la letra las primeras ecclesiae de los tiempos apostólicos, que rechazaba todos los sacramentos, excepto el bautismo y la comunión, los santos, el purgatorio y el culto a las imágenes y a las reliquias. La intolerancia y los excesos policíacos acabaron por provocar el descontento de la población, que acogió con alivio una propuesta del concilio para allanar el conflicto. Los fanáticos, que tenían su plaza fuerte en la ciudad de Tabor, se negaron a ella, pero fueron arrollados por la mayoría, que finalmente aceptó un compromiso, aunque estaba basado en un texto bastante equívoco que autorizaba cualquier interpretación, y reconoció como rey a Zikmund


[
El 31 de octubre de 1517, fecha que actualmente se considera el comienzo de la Reforma Protestante y que se conmemora anualmente como el Dia de la Reforma, posiblemente que ese mismo día o a mediados de noviembre, Martin Luther -Lutero- también clavara un cartel con sus tesis en la puerta de la Iglesia de Todos los Santos y otras parroquias en Wittemberg]

Esta posdata a Huss confirmaba que sólo donde existía al menos un embrión de Estado podía triunfar la Reforma de Martin Luther -Lutero-. La Iglesia disponía todavía de un siglo para evitar que los Estados, cuyo advenimiento era claramente inevitable, encontrasen en la Reforma su propio puntal y, a su vez, se lo proporcionaran convencidos ya de que era la única forma de acabar con la tiranía Pontifical de la Iglesia Romana, que, segura de su permanencia secular y arbitraria, no supo aprovechar aquella especie de "condicional" que la Historia le había concedido, tras los acontecimientos de Bohemia, que llevaron al gran rebelde de la ortodoxia católica Jan Huss a la hoguera, pero no al olvido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario