viernes, 5 de noviembre de 2010

Fiebre creativa






Autor: Tassilon-Stavros






*************************************************************************************


FIEBRE CREATIVA


*************************************************************************************

Quisiera emanciparme de esa dudosa silueta negra que nunca me evita. Sé que es mi forma íntima más tortuosa, la impaciencia que destila de la vida; una fatiga vanidosa que horada mi más enmarañado reducto emocional. Su querencia posee un timbre de insistencia que me pierde. Y su voluntad es como un telón que se descorre, un escenario donde actúo y me dejo impeler por irrefrenable vendaval.
*

Y quisiera defenderme huyendo hacia ese país de las maravillas donde existe un valle que guarda cuanta sencillez en la tierra se pervierte. Y que se oculta tras un mar de promesas desconocidas donde no existe el menor rumor hostil. Acabar con este parásito creativo que aumenta de día en día, y que se incrusta en mi mente con aspereza victoriosa. Sentencia atormentadora con remilgos de erudición, cruzada de ritos ávidos, y cuyo tributo se deposita en un templo de altar febril.
*

Silueta negra detesto tu vigor recobrado porque suele encerrar, para engañarme, más de una ilusión superficial. Siempre me vences en mi hora indecisa y juegas con mis pensamientos cuando no quisiera jugar. Eres la mano sonámbula que nunca se cansa de magnetizarme, un punto oscuro de ansiedad que me repite al oído claves que muchas veces quisiera olvidar.
*

Y le pido a mi fiebre que me arrastre de nuevo a esos reinos perdidos donde, una vez, fui dueño de cierta idealidad, de una transparente fantasía o inmaculada imaginación. Uno de aquellos reinos de escondidos pasadizos donde mi juventud, como jabalina que no hiere, corriera dulce y limpia, con sus amores furtivos entre minutos extraviados. Y donde, entre mis obras perdidas y días desvanecidos, se apretaban mis sienes candentes, y se empañaban mis ojos de un lagrimeo de fervor cándido, convirtiendo en bálsamo sanador cualquier terrenal elucubración.
*

Quisiera ser de nuevo un hombre poseído por aquella impaciencia de ingenuas sensaciones. Ser aquel viajero de soledades que se embelesaba en cada horizonte, el ave nómada que jamás se cansaba de volar. Pero esa silueta negra reconstruye mi mundo de ansiedades dolorosas. Y de mi anhelo de saber, tantas veces ingenuo, hace conjuro impetuoso, brujería impopular.
*

Si mis campos de trigo, los que sirven de alimento a mis reflexiones, se desmenuzasen de nuevo en ese universo de mi más sencilla unción, disfrutaría mi fiebre de más vida, de más aire, de más luz. Y mi silueta negra, aunque pretendiera seguir abriendo en mí heridas que no se cierran, quedaría como un vestigio ahora carcomido por las intemperies. Y yo sería libre, no me dejaría envenenar por nuevas fiebres. Y llegaría a convencerme de que mi impaciencia no es más que un fuego desolador que pudre mis ojos; convulsiones de un condenado a la cruz.